Si bien los medios alternativos cumplen un papel fundamental completando la información de los medios pro-capitalistas, no han conseguido todavía dar una cobertura completa de la realidad que analizan. Para leer críticas de los maoístas es mejor que visites las páginas de las grandes corporaciones, como el servicio de la BBC. Y para leer críticas de la alianza de los 7 partidos, de los “demócratas de toda la vida”, mejor es que vayas a Rebelión.org, por poner otro ejemplo.
Un resultado de ese análisis ideológicamente sesgado que los medios alternativos tienden a difundir es que el lector acaba idealizando las luchas externas, las que no suceden en la puerta de su casa. La terrible consecuencia de esto es que el lector, al hacer un análisis comparativo entre lo que ve que pasa en la puerta de su casa y lo que lee que pasa en las otras casas, tiende a demonizar, a vilipendiar la lucha que tiene lugar delante de sus ojos. Así, no es de extrañar que gentes de izquierda que no aprueban la lucha armada en su propio país defienden sin ningún rubor luchas armadas en otras partes del mundo donde esa practica es mucho más indiscriminada y deshumanizada que la que tiene lugar en la puerta de sus casas.
Otros medios alternativos, todavía más militantes que los ya mencionados, más que diseminar información lo que hacen es diseminar propaganda en formato noticia. Estos medios no tienen ningún reparo en mentir si esa mentira favorece la causa revolucionaria. En mi opinión, flaco favor hacen a la causa revolucionaria tergiversando la realidad (ya sea por motivos económicos, ideológicos o propagandísticos). Un conocimiento preciso y veraz de la realidad sobre la que se quiere incidir es condición sine qua non para lograr transformarla.
Dos entradas más abajo escribí sobre el mitin multitudinario que tuvo lugar en Katmandú. Los medios más militantes hablaban de medio millón de personas. Esto es simplemente falso. No había medio millón ni de coña. Otros titulaban 200.000 comunistas en Katmandú. Les puedo asegurar que bastantes menos de la mitad de los asistentes eran comunistas. Una practica habitual del PCN (M) es la de obligar a una persona por familia a asistir a estos mítines. Esto no es ningún secreto y tampoco hace falta vivir en Katmandú para saberlo, basta con leer los informes de los organismos de DDHH. Otro sector importante de los asistentes estaba formado por curiosos, gente que simplemente venía a escuchar lo que los maoístas tenían que decir. Si los medios alternativos ocultan la existencia de estos tres grupos (comunistas, obligados y curiosos), ¿no nos estamos incapacitando para transformar la realidad?. ¿Cómo conseguir o simplemente saber si los curiosos se unirán al movimiento si informamos de que solo había comunistas convencidos en el mitin?. ¿Cómo medir las capacidades reales del movimiento si les estamos otorgando 2 y 3 veces más simpatizantes de los que realmente tienen? ¿Y como evitar la demonizacion de nuestras propias peleas si tenemos una visión extremadamente idealizada de las peleas que suceden fuera de nuestras fronteras?
Entre las acusaciones más graves que se han hecho al movimiento Maoísta me gustaría destacar las siguientes:
1. Coacciones a la población civil para que asistan a los mítines. Uno por familia en las zonas bajo su control.
2. Secuestros temporales de población civil para que asistan a los talleres de formación. Uno por familia en las zonas bajo su control.
3. Asesinatos selectivos de civiles. Aunque en esta triste categoría las fuerzas de seguridad del estado reinan indiscutiblemente.
4. Extorsiones. Y no solo a las clases pudientes, sino a transportistas, maestros ó campesinos. Un maestro de escuela gana alrededor de 50€ mensuales. El movimiento exige un 10% de su sueldo.
5. Reclutamiento forzoso. Uno por familia para ingresar en el ejército popular. Leí que solo el 25% de los soldados del ejército Popular de Nepal (EPN) están ahí por motivos ideológicos.
6. Reclutamiento de menores. El EPN cuenta con niños-soldados entre sus filas. Esto es super fuerte pero deberíamos de tener en cuenta que los niños en Nepal adquieren responsabilidades de adultos desde muy jóvenes. Aun así, no es lo mismo que un niño trabaje el campo como un adulto más desde los 12 años a que aprenda a disparar, participe en asaltos, vea a sus compañeros morir, etc.
Es importante tener claro que los maoístas no son ningunos angelitos, y entender, claro está, que no son ningunos angelitos porque la realidad que los parió esta absolutamente deshumanizada.
Para poner esta crítica en perspectiva baste decir que en el cómputo global de casos de violaciones a los DDHH desde que comenzó la guerra popular en Nepal (1996), el EPN es responsable de entre el 30 y el 40%, mientras que el ex-ERN y sus aliados paramilitares son responsables del resto (60 - 70%). En total, alrededor de 15.000 personas han perdido la vida desde que comenzó la guerra popular. Además, las fuerzas de seguridad han torturado a decenas de miles de personas, desaparecido a miles de ellos, y violado a cientos de mujeres generalmente por su presunta vinculación al movimiento maoísta.
En definitiva, si los medios de intoxicación de masas están limitados por las políticas de sus gobiernos y por los intereses de sus anunciantes, los medios alternativos parecen estarlo por su ideología. Esa limitación ideológica conlleva graves distorsiones de la realidad y redunda negativamente en las aspiraciones revolucionarias de todos los pueblos del mundo.
