miércoles, enero 25, 2006

LA INDUSTRIA LIMOSNERA CAMBOYANA

Foto: Limosnera bebe-en-brazos

Como toda industria, la industria limosnera necesita trabajadores, clientes y producto. Los trabajadores son ellos, los camboyanos, el cliente eres tú, el turista demócrata y cristiano, el producto se llama lástima.

A juzgar por la cuantía de las limosnas, la mendicidad es una de las industrias de mayor crecimiento en Camboya, tanto en términos de facturación, como en creación de empleo. Me atrevería a decir que los vendedores de lástima tienen sueldos considerablemente más altos que los vendedores de otros intangibles como son la salud o la educación. ¿No me creen?. Hagan cuentas. Según Ana, una cooperante vasca en la oficina de la UNESCO en Phnom Penh, un maestro de escuela camboyano gana alrededor de 20 dólares mensuales, un limosnero necesitaría ganar 1 dólar al día para ganar lo mismo que el maestro, y tendría, como el maestro, los fines de semana libres. La limosna media que da un turista, o nariz grande como nos llaman ellos, es de 1 dólar. Les aseguro que un limosnero consigue, al menos, 3 limosnas al día.

Con esos salarios no es de extrañar, por tanto, que sea también una de las industrias con mayor crecimiento. Según Philippe, un ciudadano bretón que reside en Camboya desde 1999, los primeros limosneros en la playa de Sihanoukville aparecieron durante el 2002 y no llegaban a la docena. Durante mi estancia en Sihanoukville, Diciembre de 2005, calculo que trabajaban esa playa más de 50. Gracias a los narices grandes, la oferta de empleo ha crecido tanto que muchos camboyanos han decidido cortarse voluntariamente una pierna para poder entrar en tan lucrativa industria. Según Tiziana, una expatriada italiana en Camboya, al menos el 10% de los lisiados actuales, son lisiados voluntariamente.

Esta no es una industria sexista, las mujeres camboyanas también participan. Como no tienen muñones que mostrar, las limosneras utilizan otras herramientas para la producción de lástima. La mayoría lleva un bebé en brazos, que dormita, aplatanado, mientras la mujer recorre incansable la playa. Otras pasean a un anciano. Le sitúan entre ella y el turista, le levantan su mano como si de una marioneta se tratara, y te la acercan para que le des una limosna.

Los niños y niñas también participan, generalmente acompañados, aunque a veces también limosnean solos. Un anciano, ciego y con bastón, pasea la playa buscando turistas. El bastón, sin embargo, no toca el suelo, al otro extremo del bastón esta la mano de una niña diminuta que le guía hacia los turistas, se para, espera y, con o sin limosna, vuelve a caminar incansable a la búsqueda de otro turista.

No me parece a mi tan difícil de entender, querido turista demócrata y cristiano, que a mayor numero de clientes de la lástima, mayor será el numero de sus vendedores; que contra mas lisiados se ganen la vida mendigando, mas camboyanos decidirán lucir muñones; que si los niños y niñas generan dinero gracias a tus limosnas, mas niños y niñas se pasarán sus días recorriendo la playa en tu busca en vez de estar en la escuela aprendiendo a leer; que si las mujeres generan ingresos llevando a un bebé entre sus brazos, mas bebés pasaran sus horas achicharrados bajo el sol en vez de estar a la sombra de sus humildes casas.

¿Qué tipo de sociedad te parece a ti que le deparará el futuro a un país donde el poder adquisitivo de los trabajadores de su sector educativo es considerablemente inferior al de sus mendigos?