miércoles, octubre 19, 2005

PUJA : UN RITUAL HINDÚ

Foto: Puja sobre los vehiculos de UNESCO Katmandu
Puja es un ritual para la purificación de personas y objetos. En un pedestal, bajo una tela roja (el rojo es el color de la buena fortuna) colocan frutas, flores, dulces y pescados secos. En un recipiente metálico depositan unos tintes arenosos rojos y amarillos. Con la yema del dedo índice de la mano derecha, el sacerdote, o en su defecto alguna de las personas presentes, coge un poco del tinte rojo y lo pega sobre la frente. Acto seguido repiten la misma operación con el tinte arenoso amarillo. Seguidamente, sobre la cabeza del bendecido, se coloca un puñado de flores, que se desparraman nada más ponerlas. Alrededor del cuello te colocan un lazo de tela rojo y un collar de flores. Finalmente se sacrifica una cabra y se vierte la sangre por el pedestal. En su defecto, se parte un coco y su jugo es derramado.

El sacrificio de una cabra se reduce a los pujas que se realizan en los templos y sobre las máquinas. Existe una creencia popular que dicta que las máquinas (como los dioses en los templos) demandan sangre. Así que, siguiendo la lógica fatalista nepalí, si las alimentas con sangre, reduces o anulas los riesgos de accidentes mortales; de derramamientos de sangre. La cabra se sacrifica para salvar vidas. Un empresario nepalí con una imprenta, vamos a suponer, inaugurará la fábrica con la realización de un pujha sobre las máquinas. Se seguirá el mismo procedimiento descrito anteriormente.

El pedestal se colocará en el corazón de la máquina, las ofrendas serán las mismas y los tintes se esparcirán sobre ella como quien echa sal sobre el cocido. Finalmente se sacrificará la cabra y su sangre será vertida para alimentarla. Ya están listos para comenzar la producción y como la máquina ya tiene su ración de sangre, ya no tiene ningún sentido aplicar las medidas de seguridad propias para el manejo responsable de maquinaria pesada.

Es muy común la realización de este ritual en los coches y las motos. También aquí las motos y los coches son responsables de muchísimas muertes y, por tanto, para evitarlas, no te pones el cinturón de seguridad, no, realizas este ritual. En este caso, el pedestal se coloca en el motor de la bestia, y la sangre se esparce por el motor y las cuatro ruedas. En el caso que yo presencié, el conductor de UNESCO, tras romper el coco en una piedra delante de nuestro coche oficial, se puso a correr como un poseso alrededor del coche para asegurarse que quedaba jugo para las cuatro ruedas y el motor mientras gritaba unas frases ininteligibles. Mas tarde me explicó que lo que decía era algo así como : ¡Fuera los espíritus malignos y las fuerzas del mal!. Yo ahora voy mucho más tranquilo con él en el coche.